Revista digital universitaria, 30 de Junio de 2001 Vol.2 No.2 | ||||||||||||||||||
La Sociedad de la Información en el Siglo XXI y la Biblioteca Universitaria Palabras Clave :Sociedad
de la Información, Diversidad de la Información, Bibliotecas
Universitarias., .
El valor social y económico
de la información radica en su reconocimiento individual o colectivo,
así como en la necesidad de utilizarla o poseerla. La sociedad actual,
denominada sociedad de la información, no sería tal si no
se considera como prioridad el que todos los grupos que la forman ejerzan
la lectura como parte de la riqueza humana que propiciará el crecimiento
sostenido. Se plantea entonces la necesidad de crear bibliotecas universitarias,
con medios reales y virtuales, para ser compartidas desde cualquier parte
del mundo. Por otro lado, se propone la urgencia de generar información,
como un insumo básico para el desarrollo cultural, económico
y político de cualquier país.
I. La Sociedad de la Información
Como representación
del pensamiento y el conocimiento, la información nos lleva a considerar
que la sociedad la recibe y queda expuesta a la que proviene del lenguaje
corriente de los medios masivos, así como a la generada por el lenguaje
literario, científico y técnico de la literatura especializada.
En ambos casos, la sociedad produce la información, creando un interés
consciente e inconsciente por transmitirla, ya sea de manera individual
o colectiva: puede ser información estratégica disponible
sólo para un selecto grupo o de uso abierto para todos. Puede ser
solicitada, necesitada y utilizada por individuos o grupos de poder, como
el Estado, consorcios comerciales y grupos políticos.
Hay grupos sociales cuyo
nivel educativo los induce a demandar, conscientemente, información
para los proyectos que ponen en marcha, ya sean cotidianos o académicos.
Hay otros sectores que usan la información de una manera inconsciente,
como un acto reflejo, pero sólo toman la que tienen a la mano y
no emprenden una búsqueda sistemática, quizás porque
sus propios proyectos de vida son limitados y los académicos, pobres
y de poca proyección.
Hoy en día las comunidades
científicas de primer orden, además de reconocer el valor
de la información, la exigen como un requisito fundamental para
realizar investigación o presentar programas de desarrollo social.
Así lo demuestra su gasto en información y la infraestructura
que se requiere para su uso, como es el caso de los productores de información
(editores) y las instituciones que la organizan para su uso colectivo y
social (bibliotecas). Cabe mencionar que los países latinoamericanos
ya empiezan a transformar sus enfoques en cuanto a esta situación.
Como resultado de ello, la información figura entre sus prioridades. 1
La disponibilidad de información
debe ser la suficiente para garantizar al usuario la satisfacción
de sus necesidades, independientemente del lugar en que se encuentre, coordinando
con efectividad los aspectos técnicos y los factores sociales y
políticos.
Todavía se tiene
la idea de que la información se genera con tal facilidad que es,
por lo tanto, parte del patrimonio natural de los pueblos, como son los
bosques, los ríos, el mar, etcétera. Cuando diferentes grupos
ecologistas reportan que este patrimonio natural está en riesgo,
se adoptan medidas para evitar su pérdida. Entonces se advierte
lo que cuesta rescatarlo y mantenerlo. Igual pasa con la información,
oral o impresa: siempre creemos que, por ser un ingrediente obligado en
todas nuestras acciones, no cuesta ningún esfuerzo producirla, obtenerla,
organizarla y difundirla. Todo lo contrario: si no actuamos y no ponemos
ningún empeño en conseguir y ofrecer a nuestros pueblos la
información que requiere para su desarrollo, no habrá un
uso real de ella y tal desarrollo será también cuestionado.
El valor social y económico
de la información proviene del reconocimiento individual o colectivo
que se le confiere, de la necesidad de la sociedad por utilizarla o poseerla.
Aunque este valor se traduce en un costo y un precio, la colectividad y
sus instituciones han buscado los medios para que se tenga acceso a este
bien cultural: de manera individual, comprando la información directamente,
o bien, a través de los subsidios o los programas sociales del Estado,
que absorben los costos mediante legislaciones que favorecen a las industrias
editorial y de la información, así como a los productos computacionales,
las telecomunicaciones y las bibliotecas, todos promotores de la lectura
de información.
Cuando la sociedad y los
grupos gobernantes reconocen el valor de la información, también
admiten que el poder está vinculado a ella. Así como hoy
en día se reconoce abiertamente la imposibilidad de vivir aislados
y nos integramos a los procesos globalizadores, también debemos
admitir que hoy, más que nunca, la información y el conocimiento
que tengamos los unos de los otros, será el eje de nuestro desarrollo
y el de los demás. 2
Todas estas posibilidades
de riqueza que conlleva la información, se perderían si ésta
no se lee. La lectura es el gran complemento que hace que la información
sea útil y valiosa. Esta sociedad actual, llamada Sociedad de la
Información, no sería tal si no considerara como prioridad
el que los grupos que la forman ejerzan la lectura, como parte de la riqueza
humana y social que propiciará el desarrollo económico sostenido.
Sociedad de la Información
implica que el ingreso y la riqueza provienen de manera importante del
sector de la información, la industria, los productos, los servicios
y los resultados de su uso; pero, al mismo tiempo, la sociedad de la información
incluye una noción de servicio universal, al hacer accesible la
información a todos. De ahí que la UNESCO la denomine "La
sociedad de la información para todos"
3,
hecho que nos compromete a defender y garantizar el derecho a la información,
y a facilitar los medios de comunicación y acceso. Es decir, para
que exista un marco de libertad y democracia que permita que todo ciudadano,
independientemente de su condición social, económica, étnica,
religiosa, política e idiomática, tenga acceso a la información
y existan los mecanismos que lo faciliten, es necesario reconocer, aceptar
y preservar la diversidad de cada grupo social que habita el planeta.
La sociedad de la información no sólo considera el uso de la información, su disposición y su fácil acceso, sino que también se aboca a otro aspecto muy importante: estimular la producción informativa en los múltiples grupos sociales que forman la diversidad, la cual, asimismo, enriquece la globalidad en la que todos tendríamos que estar representados. La riqueza local es muy importante para que la global sea más valiosa. La infodiversidad objetiviza la diversidad cultural y la pluralidad ideológica, esto, para que se equilibren los esfuerzos que se producen en la sociedad. Al mismo tiempo, la infodiversidad hace más complejos los alcances de la sociedad de la información. II. Los Ciudadanos, los Usuarios
de la Información y la Educación Superior
Los últimos años
del siglo XX nos permitieron ver y disfrutar, o padecer, cambios en las
formas o en la infraestructura de las comunicaciones. Los ciudadanos adultos,
en general, se enfrentaron a maneras de comunicación bruscamente
diferentes a las que, históricamente, estaban acostumbrados, ya
sea por la enseñanza de sus padres y abuelos, su propia experiencia,
los relatos del pasado que, esencialmente, se apoyaban en una tecnología
emanada de la Revolución Industrial, la cual permitía el
uso cotidiano del transporte, el telégrafo, el teléfono y,
de manera muy innovadora, el fax y la televisión, para establecer
una comunicación doméstica, profesional, comercial o política.
Sin embargo, con el vertiginoso desarrollo de la electrónica y la
posibilidad de transmitir datos por cable, la computación y las
telecomunicaciones irrumpieron en la vida cotidiana de los ciudadanos,
adultos y niños, experimentando otras formas de comunicación.
Los niños de hoy nacieron para convivir con esta última tecnología.
Todo lo anterior es parte de un libro de historia o un documental de efemérides.
El ciudadano de hoy se ha
convertido en un usuario de información, sin necesidad de estar
asociado a la academia, la investigación o una biblioteca. Pasa
rápidamente, de la consulta de un diario impreso, a analizar la
información de una página Web o a comentar, vía Internet,
con un colega lejano, los movimientos de la bolsa. El niño de la
escuela elemental hace sus tareas consultando los recursos de la red y
comenta sus resultados con sus compañeros, inmediatos y remotos.
Cuando el joven llega a
la universidad, sabe distinguir el lenguaje de los conceptos, con el fin
de codificar el conocimiento teórico de la identificación
palabra-objeto. En un sistema educativo que se transforma, al igual que
su entorno, donde se busca la aplicación especializada en tareas
muy específicas, la fabricación de productos es distribuida
y la adquisición de conocimiento se logra por diferentes vías.
La educación superior
tendrá que basarse en la calidad de las funciones básicas,
para la adquisición y la generación de conocimiento: leer,
escribir, comentar y discutir habilidades esenciales para la educación,
la comprensión del conocimiento y las tecnologías más
complejas, que penetran todos los aspectos de la vida. Estas habilidades
debieron ser adquiridas en el ciclo básico de la educación
y dominadas en los años siguientes, para que al llegar a la universidad
sean utilizadas plenamente en la información y el conocimiento,
producto de procesos más complejos.
La era de la información,
potenciada con la fuerza de la tecnología, amplía el ámbito
de intercambio de ésta entre los individuos de las distintas sociedades
y culturas, así como el intercambio y el enriquecimiento del conocimiento.
La información que representa el conocimiento, influye como ingrediente
sustancial en los cambios de estilos de vida, gustos, métodos de
enseñanza, formas de aprendizaje y en las maneras de generar y transmitir
conocimiento.
La educación superior
tiene que ofrecer soluciones y opciones a los jóvenes que viven
en una sociedad, donde la información es el elemento de cambio más
codiciado, las oportunidades de trabajo se hacen más específicas
y el ciclo productivo ya no es lineal, porque se distribuye ampliamente
en la globalidad, a partir del más bajo costo y la más alta
calidad, además de integrar todos los procesos, las ideas, los diseños,
la comercialización y el almacenamiento.
Hay ejes rectores de la
vida actual, como globalización, diversidad, pluralidad, conocimiento-información,
tecnología, calidad y costos,4
que,
al mismo tiempo, son los de las universidades que, hoy día, tienen
la obligación de interactuar, alimentarse y retroalimentarse del
Estado y la sociedad civil, pues son comunidades de especialistas que preservan,
defienden y expresan libremente su opinión sobre el saber y la cultura,
además de buscar nuevos conocimientos, así como su aplicación
e innovación sin limitaciones doctrinarias e ideológicas.5
Los países desarrollados y en vías de desarrollo han apostado a la educación superior como la gran opción para mantener y/o alcanzar un desarrollo económico, sustentable, social y humano; sin embargo, los ejes rectores de la vida cotidiana, económica y comercial, ponen a las universidades ante tendencias internacionales concurrentes, pero no exentas de contradicción entre ellas, como pueden ser:
Para superar deficiencias
y conciliar todas estas circunstancias y contradicciones, primeramente
en la vida académica y después en lo laboral, las decisiones
y el aprendizaje que promuevan las universidades deben estar basados en
la calidad y el conocimiento, que fomenten en los graduados su compromiso
por seguir buscando el saber que mejore sus condiciones de vida. Los universitarios
deben tener el compromiso y la mística de buscar, crear e incrementar
ese conocimiento, así como participar en su aplicación e
innovación tecnológica.
Este conocimiento se registra
como información, misma que es objetivizada, evaluada, intercambiada
y utilizada para tomar decisiones y generar conocimiento nuevo. Las universidades,
a su vez, hacen acopio de esta información, la organizan y la ofrecen
actualmente a una comunidad muy amplia, a una comunidad global. Las universidades
y su riqueza informativa, se dirigen a ciudadanos, instituciones y gobiernos
de cualquier sitio geográfico, con el propósito de generar
información científica y confiable, para la toma de decisiones
familiares, profesionales, educativas, comerciales y políticas.
En los tiempos por venir,
la sociedad global y la universidad se moverán en un ambiente de
respeto a la diversidad de los grupos sociales y sus instituciones, y hacia
el intercambio de ideas e información. Con el fin de apoyar sus
funciones y retos, la universidad tendrá que contar con bibliotecas
actualizadas para el acceso, libre y sin censura, a los recursos de actualidad
y vanguardia, útiles en la docencia y la investigación que,
a través de la información, hagan accesible el conocimiento
que puede mantener al mundo en movimiento y equilibrio.
Pero lo más importante
es que la universidad tiene que educar para la vida, en un mundo en constante
movimiento, donde hay cambios obligados en:
b) La tecnología
que les sirve de sustento;
c) Las formas de comercialización
de los productos;
d) El trabajo manual al
pasar al automatizado;
e) La generación
de nuevos tipos de empleo;
f) Las nuevas dinámicas en el movimiento de capital. III. La Biblioteca Universitaria
En los primeros días
del año 2000, toda la prensa internacional promovía la Biblioteca
Nacional de Francia en la red (http://gallica.bnf.fr): una biblioteca virtual
con multimedios, de tipo general, que, aunados a los esfuerzos de la Biblioteca
del Congreso de los Estados Unidos, mostraba al gran público una
nueva realidad de las bibliotecas: sus colecciones y las formas de acceso
a la información. 7
Para un sector del ambiente
académico en docencia e investigación, cada vez más
se hace una realidad el acceso a Internet II,8
que favorecerá de manera notable el uso de información, en
cuanto a velocidad, seguridad y autenticidad de los usuarios. Algunos países
Europeos, así como Estados Unidos, Canadá, Europa, México,
Argentina, Chile y Brasil, a través de convenios entre universidades,
serán los beneficiarios, a través de Internet II, de la globalidad
y el intercambio universal, de manera más eficiente.
Con el inicio de un nuevo
siglo, cuando las tecnologías de la información y la comunicación
se mejoran e innovan cada día, además de que constituyen
la infraestructura básica para cualquier proyecto de información
y toda biblioteca universitaria, deberían responder no sólo
a las políticas de la universidad sino también a las del
país, puesto que son las instituciones las que deben atender las
necesidades y las problemáticas nacionales. Una generosa dotación
de tecnología de la información y un libre acceso a las telecomunicaciones,
son un requisito para hablar de una biblioteca universitaria que responda
a las demandas del siglo XXI.
La biblioteca ha usado de
manera selectiva la tecnología de su tiempo, pero, a partir de la
aparición de la tecnología electrónica, la innovación
y el desarrollo de las tecnologías de la información y la
comunicación, se ha visto obligada a cambiar y/o crear sus actividades
y servicios en función de la propia tecnología, pero como
un medio para potenciar y optimizar la calidad de los servicios y el acceso
a la información. De no innovarse y desarrollarse para atender las
demandas de la sociedad actual, la biblioteca estaría en riesgo
de ser prescindible.
El entorno local y virtual,
a partir de las telecomunicaciones, las redes y el Web, nos pone ante un
amplísimo universo de datos e información por estructurar
y organizar para un fácil acceso. La convivencia natural de la información
impresa con la electrónica, nos obliga a dar un tratamiento adecuado
a cada una: los libros y revistas electrónicas, enriquecidos con
contenidos multimedia, se tienen que estudiar para su administración,
conservación y el acceso a su información.
Se tienen que cuidar aspectos
formales y técnicos, acordes con las normas bibliotecológicas
y tecnológicas, que faciliten la inclusión y explotación
de los datos en mil posibilidades (metadatos).
Los protocolos de la red
y normas como la Z39.50 o la ISO 10162/3, así como los estándares
para el documento electrónico, que se darán como un hecho
natural, de la misma forma que las interfaces de usuarios, serán
prioritarios para que el uso de la información se realice de manera
fácil, como el lenguaje natural. 9
La biblioteca universitaria
siempre está inmersa en la situación económica, política
y educativa de la universidad, como producto, espejo y respuesta de la
problemática, desarrollo y crisis del país. Ahora, con la
globalización, repercutirán también los sucesos de
otras regiones del mundo.
Todos los aspectos técnicos de la información y la tecnología, pueden o no aplicarse de manera fácil y directa cuando nuestro entorno se ve afectado por la economía, el éxito o la crisis. IV. Contradicciones entre Producción
y Uso
El incremento acelerado
de los costos de la información, a través de publicaciones
impresas o electrónicas 10 y el uso masivo
de los medios electrónicos, para ofrecer servicios, transacciones
financieras y operaciones comerciales de todo tipo, tendrán que
ser tomados en cuenta para el diseño de las actividades y servicios
de la biblioteca. Los proveedores de productos y los industriales, nos
ofrecerán las mismas facilidades que tiene el supermercado, la banca
y la "vida electrónica", para adquirir información, pagarla,
procesarla, almacenarla, transmitirla, compartirla y ofrecerla.
Las tecnologías y
las técnicas ofrecen grandes ventajas para trabajar con la información.
Sin embargo, todavía se enfrentan a limitaciones, a las cuales se
les tendrá que dar solución de manera inmediata en el siglo
XXI, con el fin de beneficiar al ciudadano, como usuario de la información,
y respetar los esfuerzos de los creadores y productores de fuentes informativas.
11
En la controversia entre los usuarios y los productores de información, destacan reflexiones como:
3.1. A más facilidades técnicas para usar la información, más limitaciones de uso, debido a los costos (sobre todo en países en desarrollo).
Actualmente, encontramos que:
En un futuro inmediato deberíamos identificar un uso y un costo social para la información, a fin de que todos los países y toda las clases sociales estén en igualdad de posibilidades de uso de la información. Sólo he mencionado
algunos de los retos y escenarios que imagino para el siglo XXI. A partir
de éstos, el bibliotecario y todo especialista de la información,
tendrán que buscar su formación profesional y desarrollo
laboral.
En su formación el
bibliotecario puede contar con un núcleo básico de conocimiento,
para conocer y entender cómo se genera el saber en el tiempo y el
espacio que le haya tocado vivir (el real y el virtual), además
de cómo se registra la información, cómo circula y
cómo se difunde. El estudiante tiene que desarrollar actitudes y
conductas que le permitan interactuar con las comunidades científicas,
profesionales y sociales, que producen conocimiento, además de editar
y usar información.
La formación de este profesional debe darse en el ambiente que ya se vive en la educación. En la medida que avance el siglo XXI, se deberá establecer de manera natural y masiva. Así como la biblioteca se ha desdoblado y distribuido en mil y un lugares y que, gracias a las telecomunicaciones, está al alcance de todo usuario en el lugar donde se encuentre, el proceso educativo se alimenta de estas opciones. Deberá incluir el intercambio de profesionales, experiencias y textos, con la intención de considerar el trabajo cooperativo en equipos multidisciplinarios, incluso internacionales. De esta forma se podrán resolver problemas de estudio con el uso de recursos extramuros, provenientes de una diversidad y pluralidad muy ricas, cuya influencia repercuta en el trabajo de la información. Se tendrá que plantear su formación en una modalidad híbrida,12 para prepararse a responder a las demandas de información de usuarios, a los cuales no necesariamente tendrá que conocer de manera personal, cara a cara, pues serán reales y virtuales. Llegarán a la información desde diferentes contextos geográficos e históricos, así como diferentes lenguas e ideologías. El bibliotecario también deberá interactuar con todo el sistema del personal académico de la universidad, para entender y satisfacer adecuadamente las demandas de información. VI. La Colaboración Internacional
Los servicios y los usuarios
van juntos, pues uno depende del otro, en una correspondencia. Los servicios
son diseñados en función del consumidor, a los cuales en
la actualidad se agregan las telecomunicaciones y las supercarreteras de
la información, por una nueva tipología de usuario: el usuario
personal y el corporativo, el de la propia universidad y el asociado con
clave de identificación, así como el navegante de la red
que se acerca libremente a los servicios.
En este mundo globalizado,
la colaboración es básica para completar el abanico de posibilidades
informativas que se requieren en un momento dado. En la vida actual, las
redes de la información y las telecomunicaciones se vuelven insumos
básicos de las actividades propias del desarrollo y parte fundamental
de los convenios de colaboración. Las redes locales y las internacionales
tienen gran importancia en la transmisión y la recepción
de información. Internet e Internet II serán parte del todo
que la innovación tecnológica nos ofrece cada día,
así como insumo básico en la oferta de los servicios de información.
Serán bienes que cada vez más fomentarán la diversidad
de lenguas y culturas, a partir del impulso que se dé a la producción
local.
Una vez que la biblioteca
tenga claro sus potencialidades y limitaciones en cuanto a colecciones
y usuarios, es fácil que llegue a una conclusión casi natural,
tomando en consideración el mundo global, sustentado en las tecnologías
electrónicas: necesitamos compartir nuestras colecciones y colaborar
con un "sistema global de bibliotecas", real y virtual, para tener acceso
a la información que requieren nuestros usuarios. Con esto también
se vería revitalizada la biblioteca, como la institución
que con la ayuda de la electrónica y otras tecnologías, se
posiciona en el mundo global como la gran oferta de información
organizada, abierta, plural y democrática.
No obstante, no es suficiente
el deseo de colaborar y firmar convenios: cada biblioteca tiene que hacer
accesible su propia información, a fin de que pueda circular fácilmente
a través de las fronteras geopolíticas y por las carreteras
del ciber-espacio.
Al mismo tiempo, hay que
tomar en cuenta que la colección de cada biblioteca se compone de
información con un valor universal e información local, que
en este tránsito del siglo XX al XXI adquiere un valor importante,
así como una demanda constante en cuanto a rescate y promoción.
En relación con los convenios de colaboración, muchos son los aspectos por atender para facilitar el intercambio de información y el acceso a ella. Entre ellos podemos citar, de manera general:
Referencias *1Programme
of the Federal Republic of Germany for Specialized Information (1985) The
Federal Minister for Research and Technology Public relations Office, Bonn,
111 p.
*2Morales, Estela (1998) México: Tradición e impacto en la producción contemporánea de fuentes de información sobre América Latina, UNAM-FFyL [Tesis de doctorado], México, 510 p., pp. 218-222 *3L'UNESCO et la societé de l'information pour tous (1996) UNESCO, Paris, CII-96/WS/4 *4Bell, Daniel (2000) Internet y la nueva tecnología. Letras Libres (13): 56-61 *5
UNESCO (1997) Recomendación
relativa a la condición de personal docente de la enseñanza
superior [aprobada por la Conferencia General en su 29ª reunión].
París, 23 p.
*6Tünerman, Carlos (1997) La nueva visión de la educación superior. UNAM-ed. Praxis, México, 55 p. *7El
servidor Gallica 2000 en Uno más Uno, México, miércoles,
26 ene., 2000, p. 35.
*8La piel que cubrirá el planeta ya está en México, en Uno más Uno, México, martes, 8 feb., 2000 p. 6 *9INEGI, SECOFI, TAPLIN (1999) Seminario Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Vinculación Unión Europea y América Latina. México, D.F., 22-23 nov. 1999 (Bibliotecas Virtuales) *10Stueart, Robert D. (1999) The economic crisis and other challenges in accessing to science and technological information in Asia,.in: 65th IFLA Council and Conference. Bangkok, Thailandia, Aug. 20-28 (Science and Technology Libraries, CD. 065-122-E. *11Morales,
Estela (1988) Op. Cit., p.218-22.
*12Halverson,
Aniko L. & Joye, Volker (1999) Information Literacy in the Electronic
Arts library: Strategies for the Hybrid Professional in: 65th IFLA Council
and General Conference. Bangkok, Thailandia, Aug. 20-28 (Arts Libraries
Workshop, CD. 999-157 (WS)-E
Ante las transformaciones cualitativas que impone el status de sociedad de la información a los diferentes grupos humanos (niños, jóvenes, adultos y aun viejos), es necesario que el sistema educativo nacional desempeñe un papel protagónico y propositivo, con el fin de que siempre avisore el futuro que pronto se convertirá en presente. Desde la escuela elemental y a plenitud en la universidad, los programas educativos tienen que reconocer que para ingresar y mantenerse en la sociedad de la información y sus futuros estadios superiores, los procesos lógicos, los análisis y la reflexión, tendrán que formarse y fomentarse. Los lenguajes básicos para usar la información y apropiarse del conocimiento que conlleva, tendrán que dar prioridad al número de cursos y la calidad con que se ofrecen. Serán obligados el idioma local y al menos uno de intercambio internacional, así como el dominio de las matemáticas y las aplicaciones computacionales, acompañadas del manejo de formas de lectura y escritura que permitan comprender las ideas y el saber por adueñarse. Asimismo, es importante la posibilidad de comunicar ante el mundo las preocupaciones propias, las inquietudes y el acontecer diario. En relación con sus carreras, programas de estudio y ofertas a la sociedad, la Universidad tiene que mostrar una cara más actual y acorde con las necesidades y expectativas de la propia población. No puede hablar de cambio o pretender transformar a sus estudiantes, si no realiza cambios en ella misma, en su estructura, procesos y mecanismos de admisión, así como en la permanencia y egreso de los propios alumnos. Los cambios en la currícula tienen que ser más oportunos y ágiles. Algunos de los antiguos "apoyos" y/o "complementos" a la educación, se han vuelto parte integral del proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que los responsables de la planeación, la dirección y los presupuestos de la Universidad, tienen que hacer los cambios necesarios en diseño, actitudes y acciones. Así la "biblioteca y los laboratorios de cómputo" podrían funcionar como parte integral de todo curso, de toda acción educativa, no como un accesorio o complemento. Vista desde una perspectiva más amplia, la biblioteca estará en donde se encuentre un alumno y un profesor. Como centro rastreador y proveedor de información, deberá contar con los recursos humanos, informativos y tecnológicos que requieran los programas educativos que se ofrezcan. La Universidad y su biblioteca no pueden existir y tener calidad, si no se ven y operan juntas. La información no tiene fronteras. Quizá todavía haya restricciones políticas y económicas, pero en un mundo global y una sociedad de la información, la Universidad y su oferta educativa tendrán que existir en función de su biblioteca y la información local y global. Los directivos, profesores y bibliotecarios
no cuentan con poderes especiales para adivinar el futuro, pero sí
tienen la posibilidad de estar capacitados para, a partir de situaciones
y factores conocidos, construir escenarios probables para el futuro, el
cual se deriva de un presente y un pasado, de los que podemos aprender
y hacer uso.
Bell, Daniel (2000) Internet y la nueva tecnología. Letras Libres (13): 56-61 El servidor Gallica 2000 en Uno más Uno, México, miércoles, 26 ene., 2000, p. 35. Halverson, Aniko L. & Joye, Volker (1999) Information Literacy in the Electronic Arts library: Strategies for the Hybrid Professional in: 65th IFLA Council and General Conference. Bangkok, Thailandia, Aug. 20-28 (Arts Libraries Workshop, CD. 999-157 (WS)-E INEGI, SECOFI, TAPLIN (1999) Seminario Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Vinculación Unión Europea y América Latina. México, D.F., 22-23 nov. 1999 (Bibliotecas Virtuales) La piel que cubrirá el planeta ya está en México, en Uno más Uno, México, martes, 8 feb., 2000 p. 6 L'UNESCO et la societé de l'information pour tous (1996) UNESCO, Paris, CII-96/WS/4 Morales, Estela (1998) Latin America and the Caribbean" [chapter 8.], in World Information Report, 1997/98: 167-180 & in http://www.unesco.org/webworld/wirerpt/vers-web-htm (1998) México: Tradición e impacto en la producción contemporánea de fuentes de información sobre América Latina, UNAM-FFyL [Tesis de doctorado], México, 510 p. (1996) La biblioteca del futuro, en La biblioteca del futuro. UNAM, Dirección General de Bibliotecas, México. 336 p. Programme of the Federal Republic of Germany for Specialized Information (1985) The Federal Minister for Research and Technology Public relations Office, Bonn, 111 p. Tünerman, Carlos (1997) La nueva visión de la educación superior. UNAM-ed. Praxis, México, 55 p. UNESCO (1997) Recomendación relativa a la condición de personal docente de la enseñanza superior [aprobada por la Conferencia General en su 29ª reunión]. París, 23 p. Stueart,
Robert D. (1999) The economic crisis and other challenges in accessing
to science and technological information in Asia,.in: 65th IFLA Council
and Conference. Bangkok, Thailandia, Aug. 20-28 (Science and Technology
Libraries, CD. 065-122-E
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